viernes, 27 de agosto de 2010

the doors, la influencia en una adolescencia...


Sin duda, el de The Doors es uno de los mejores discos de debut en la historia del rock. En él se encuentran ya todos los elementos definidos de un estilo único. De hecho, es curioso que no obstante haber influido a tantos artistas desde entonces el sonido "Doors" no haya sido ni siquiera imitado. Esto se debe en mucho al inconfundible órgano de Ray Manzarek. Sólo unos pocos grupos después de the Doors fundarían su sonido con base en los teclados (muchos de ellos progresivos): Procol Harum, Deep Purple, Emerson Lake and Palmer, Yes. No obstante, The Doors siempre se consideraron, antes que nada, un grupo de blues. Pero, para estar a tono con la época, era un blues sicodélico, que manaba de otras fuentes paralelas: el jazz, el flamenco, la música oriental y hasta la ópera.
El disco abre con el primer sencillo del disco "Break on through (to the other side)", un comienzo demoledor. El sonido toma por sorpresa al oyente y no lo suelta hasta que ya se encuentra inmerso en la potencia del órgano y la voz dura y quebradiza de Morrison. "Soul kitchen" es una especie de blues hipnótico que sirve de preámbulo a una de las más bellas canciones del grupo: "The crystal ship". "Alabama song" de Weill y Brecht, es una puesta al día de esta melodía proveniente de "Ascenso y caída de Mahogany". El super éxito "Light my fire" es una verdadera explosión musical, donde todos los elementos del grupo aportan su genialidad. "Back door man", el clásico blues de Willie Dixon, nos muestra a un enchapopotado Morrison en una convincente caracterización de padrote pasado. Finalmente, el "drama edípico" de "The End" demuestra que The Doors era todo menos un grupo inofensivo. La misma estructura de esta canción sería utlizada por Morrison en otras composiciones "épicas", como "When the music's over" y con menor éxito en "The soft parade", pero que tendría su máxima expresión en "The Celebration of the Lizard". La fórmula, si se puede llamar así, se basa en el recurso de iniciar con una melodía aparentemente inofensiva, para luego, una vez que se tiene atrapado al oyente, involucrarlo de golpe en las profundidades del inconciente y los símbolos más temibles.
El grupo tardaría mucho en volver a lograr las alturas alcanzadas en este primer disco. 




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